Si se especula acerca de la materia, cómo está constituida y el por qué de sus propiedades, podemos proponer dos alternativas extremas: la materia es continua ó discontinua.

Si suponemos que la materia es discontinua, estará formada por pequeñas unidades que serán los bloques constituyentes de la misma. Si continuamos el proceso de subdivisión en trozos cada vez menores, llegará un momento en el que alcanzaremos el tamaño de la unidad fundamental. Si persistimos en seguir dividiendo, las propiedades de la materia sufrirán un cambio drástico. Por otro lado, también podemos suponer que la materia es continua. Esto quiere decir que que con nuestras manos o con instrumentos podemos cortar o subdividir trozos de materia en partes más y más pequeñas en un proceso cuyo límite, quizá sólo sea impuesto por los instrumentos, pero no por la propia materia.
Para comprender cual de las dos alternativas es más acertada, es preciso recordar que el contacto entre partículas (que
componen a los átomos, que estos a su vez son componentes de los elementos, y estos forman la materia) no es directo, no es continuo. Existe una distancia entre los átomos,
e incluso estudiando el propio átomo sabemos que los electrones están separados
por una distancia del núcleo formados por protones y neutrones, y a su vez
estos protones y neutrones están unidos por fuerzas nucleares fuertes y
débiles, etc. (que no implican contacto entre partículas).
Otra idea que hay que tener presente es
que podríamos dividir la materia hasta sus partículas más pequeñas (el átomo)
,pero si se sigue dividiendo, esta va a perder su identidad, ya que dejara de ser el elemento que
representaba. Ya no va a ser el mismo. Sin embargo, si seguimos dividiendo hasta llegar
a sus subunidades (protones, neutrones, electrones…), que también son divisibles (formadas por subpartículas atómicas como los quarks, neutrinos, bosones ), la mecánica cuántica nos dice que las
partículas son en realidad ondas, y que cuanto mayor es la energía de una
partícula, tanto menor es la longitud de onda de su onda correspondiente.
Usando la dualidad onda – partícula, todo en el universo puede ser descrito en
términos de partículas. Estas partículas tienen una propiedad llamada espín.
Todas las partículas conocidas del universo se pueden dividir en dos grupos:
partículas de espín 1/2 , las cuales forman la materia del universo, y
partículas de espín 0, 1 y 2, las cuales dan lugar a las fuerzas entre las
partículas materiales.

Ahora sabemos que cada partícula tiene su antipartícula con la que puede aniquilarse. Por lo que la división de la materia se detiene. Luego de haber presentado el concepto de subpartículas atómicas, el contacto indirecto entre partículas y la antimateria, podemos afirmar que LA MATERIA ES DISCONTINUA.
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